jueves, 26 de noviembre de 2009

de un concurso de microrelatos

En un foro del que soy miembro hay un concurso de microrelatos a partir de una imagen.
Se pone una imagen y se tiene que escribir un relato inspirado por la imagen.

He decidido hacer una recopilación de los relatos que he publicado hasta ahora, acompañados de la imagen inspiradora.

El participar me pareció una buena idea, sobre todo por lo limitado del relato (no se puede pasar de 150 palabras) y porque las imágenes dan para cambiar de estilo de una forma muy fácil.


Y aquí os dejo los relatos



Te estabas riendo con los brazos en alto, lo habías conseguido, por fin el trofeo era tuyo.

Lo habías estado maquinando durante todo el tiempo que nos conocíamos. No lo vi venir, eso te lo reconozco, la verdad. Fue una buena jugada de eso no hay duda.


Lograste marcar lo que era tuyo. Dejaste claras tus intenciones.


Por más que intentaron advertirme sobre tus intenciones yo no quise creerles. Hice caso omiso, incluso discutí por tu culpa.


Ahora me arrepiento de no haber visto la luz antes. Por no haber hecho caso a todos aquellos que vinieron hablar conmigo diciendo que tu comportamiento no era normal.


Lo lograste me has arañado en la cara, pero no contaste con mi jugada maestra.


Eres consciente de hacia donde vamos, ¿verdad?


Sí, vamos a ver al veterinario donde te van a quitar esas tremendas uñas lindo gatito.


¿Por qué no te ríes ahora?




Siempre me resultó curioso que tu parte del armario estuviera cerrada con llave. Decías que ahí guardabas todos tus secretos.


Tu afirmación me resultó divertida, los secretos que intentabas guardarme despertaron mi curiosidad. Quería saberlo todo de ti. Y poco a poco iba acercándome, iba a encontrar el lugar donde guardabas la llave e iba poder conocer esos secretos.


El día que la encontré un sudor frío recorrió mi espalda.


Ya estaba iba a conocer todo de ti. Pero allí solo había dos filas de ropa colgada y una pequeña cajonera.


De pronto apareciste en la habitación, tu cara reflejaba el disgusto por haber sido descubierta, pero yo no entendí que podía disgustarte, de pronto vi el reflejo en tu mano.
“Ahora tú también serás uno de mis secretos” dijiste mientras me clavabas el cuchillo. Nunca más salí de ese armario, y creo que no he sido el único.







Siempre recordó esa noche. Guardada en un rincón especial de sus recuerdos, y siempre fija en su memoria.


Siempre recordó como bajo tu luz plateada hizo el amor con su pareja por primera vez, siempre recordó cada pliegue de su piel iluminada por ti.


Cada noche de luna llena veía entrar tu luz por la ventana y siempre se le iluminaba su cara con su más esplendida sonrisa. Sus ojos se llenaban de lágrimas, pero todos sabían que eran lagrimas de alegría por recordar esa noche.


O simplemente por recordar.


Más de una noche decía que le gustaría repetir la experiencia. Y los que le rodeaban no le desdecían por no apenarle, los momentos de lucidez habían pasado a ser cosa de tu embrujo.


Una noche salió de casa y nadie se dio cuenta hasta la mañana siguiente, pero en el fondo sabían que se había ido a vuestro encuentro.




Se había acostumbrado a mirar a la gente desde las alturas, su profesión le había llevado a lo más alto, y desde allí miraba a todo el mundo con desdén, con el aire que se dan las personas importantes.


Lo que no sabía era que alguien desde abajo no se había olvidado de ella, siempre le había guardado un rincón en su corazón. Pero para ella hacía tiempo que había dejado de existir.


Cuando se reencontraron en ese mundo elevado separado del resto ella no le reconoció pero enseguida intentó conocerle y hablar con él.
El muchacho se vio inundado por un sentimiento contradictorio. La amaba como a nadie en el mundo, pero no iba a dejar pasar todos los años de desprecio.


La miró a los ojos y le dijo: “Soy el mismo al que mirabas con desprecio desde tu palacio en las alturas”. Y se marchó de allí.





El barrio ya no es lo que era, desconozco en que momento exacto alguien tiró de la cadena y lo mandó a la más inmunda de las cloacas.


Solo recuerdo que la gente comentaba que la cosa iba de mal en peor, y que nadie hacia nada, ni la policía ni los propios vecinos que con su silencio se convirtieron en cómplices del cambio.


Nadie recordaba una señal definitoria, unos señalaban a los grafittis pero eso no era correcto, el barrio siempre había tenido grafittis, incluso pagábamos a los grafiteros para que dieran un toque diferente a las persianas de los negocios.


Pronto se hicieron asociaciones de vecinos que intentaban arreglar algo, pero a su vez llegaron las amenazas, que al principio no mermaron la decisión de los vecinos. Todo fue a peor.

Hoy, una amenaza se ha hecho realidad y aquí estoy desangrándome en el portal de mi casa.



En blanco y negro como las películas de Charlot, así son ahora los recuerdos de nuestra historia. Así es ahora mi vida.


En blanco y negro como las fotos antiguas. Dándole un aire más romántico.


La verdad es que desconozco porque acabó, solo sé que durante todo el tiempo que pasé contigo la vida fue en maravilloso technicolor, ahora solo veo blanco y negro.


Al principio evocar esos recuerdos era evocar el color que invadió mi vida, pero eso ya no es suficiente y me he visto sumido en las tonalidades de las películas clásicas.


No sé si es una mala broma del destino, o que… Solo se que hecho de menos ese color, te hecho de menos a ti.




Calor, el abrazo caliente de un entregado amante. Eso sentía cuando te conocí.

Euforia, porque sentía que todo el mundo estaba conectado de una extraña forma a mí. Un vínculo irrompible que me hacía sentirme el rey del mundo.

En esa época todos éramos reyes capaces de volar por sitios que ni la más portentosa mente de Hollywood será capaz de imaginar.

Era sentir tu abrazo y sentirme en un vergel de infinita extensión.
Pero poco a poco fuiste cambiando. Las sensaciones no eran las mismas.

Los que estaban conectados a mí empezaron a desaparecer. No conocía sus nombres así que desconocía tu terrible verdad.

Pero seguí a tu lado, caminando por el vergel. Haciendo oídos sordos a los lamentos que empezaban a rodearme.

Sin yo saber como el vergel se terminó y llegué a un desierto blanco que inundaba mi nariz.

Me arrepiento de haberte conocido. Maldita arena blanca.





Estos son con los que de momento he participado, dentro de 7 semanas os pondré otros cuantos más, porque uno de los detalles que no he comentado es que la participación es anónima.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buenos! Si querés leer más microrelatos te recomiendo www.cuentosymas.com.ar
Allí hay como 2000 montón

 
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