domingo, 21 de marzo de 2010

Hola:


Hoy te he visto, supongo, y espero, que por última vez en un largo tiempo. Suena egoísta lo sé, pero también sé que tú estás a punto de iniciar un viaje que yo no estoy preparado para emprender.

Nos has engañado a todos. Sabíamos que estabas enferma pero no que enfermedad era la que te atormentaba.

Pero al final la verdad ha salido a la luz. Tú estabas enferma y esa enfermedad es de las que se llevan a las personas en poco tiempo si no se cogen a tiempo.
No me ha gustado verte así, porque no eres la primera persona a la que veo pasar por lo mismo y algo me dentro de mi me dice que no será la última.

Estabas dormida, la medicación tiene ese efecto, y sé que también tiene otro tipo de efectos.

Desde aquí sabemos que te queda poco tiempo, pero que no vas a sufrir demasiado. Je, injusto consuelo el que nos queda. Te irás sin dolor… pero te irás…

Siempre recordaré todos los libros que me regalaste cuando era pequeño, El gato Mog, Uki Tanka pequeño bisonte… Todos del barco de vapor, todos con el fin de que me los leyera. Siempre amenezabas con preguntarme sobre los libros que me regalabas, pero nunca hacía falta porque yo te los contaba.

El día de mi cumpleaños siempre estaba tu libro entre los regalos recibidos, y aunque el goteo terminó sé que tú sabías que yo seguía devorando líneas y líneas.

Gracias por ayudar a mi madre en enseñarme el placer de la lectura.

Pero no te puedo dar las gracias por haberte callado tu enfermedad, por habernos mantenido al margen. Por haberte encontrado como hoy lo he hecho…

Porque te vas… y yo no estoy preparado para echar de menos a nadie más…

Porque te lloro cuando aún no te has ido…

Porque te extraño cuando aún no te has marchado.

Te echaré de menos…

domingo, 7 de marzo de 2010

Segunda Entrada

Han pasado varios días desde que inicié mi diario. Y no hubieran sido tantos si alguno de vosotros, espero que sin ser conscientes de la gravedad de los hechos, habéis estado a punto de originar una guerra que no ibais a poder ganar.

Hace unas cuantas noches alguien hizo saltar por los aires un banco de sangre, el más importante de la ciudad para nosotros. Mermando peligrosamente nuestras reservas de sangre.

¿Asustados?

¿Escandalizados?

Curiosos porque esta información debería provocar en vosotros justo el efecto contrario, o ¿preferís que se os cace como antaño tal y como vuestros libros se han encargado de inmortalizar?

Vuestros donantes no siempre son aptos y toda esa sangre que no se podría ser utilizada en transfusiones sería destruida y eso sería un enorme desperdicio. Nosotros la recolectamos y la guardamos, existiendo varios métodos para que el líquido rojo se mantenga fresco.

Además con la destrucción de las instalaciones, habéis hecho saltar por los aires uno de nuestros laboratorios, donde nuestros científicos investigaban sobre algunas enfermedades y sobre tratamientos ya existentes con la finalidad de mejorarlos.

Es parte de los acuerdos existentes entre la Nación Vampira y vuestros Gobiernos. No os extrañéis porque nuestra existencia sea conocida por algunas personas de “vuestro” mundo.

El ataque ha hecho que algunos sectores vampiros quisieran aplicar vuestra ley del Talión.

Incluso ha hecho que mi presencia sea requerida en la Asamblea, cosa que odio enormemente, para tratar de calmar los ánimos entre nosotros.

Y eso es algo difícil, ya que dentro de la Nación Vampira, existen muchos sectores que acumulan mucho odio y rencor hacia los humanos. Tened en cuenta que muchos de nosotros han visto demasiados horrores en la vieja Europa.

Al final el sentido común se ha impuesto, tras largas discusiones, y las secciones más radicales han visto aplacada su sed de venganza y su plan para recuperar las reservas de la manera tradicional ha quedado aparcado.

Se ha iniciado una investigación para tratar de saber que ha ocurrido y cuáles eran los motivos que llevaron a esas personas a atacar el banco.

Por el bien de todos espero que no haya sido un ataque deliberado hacia nosotros.

De estas líneas podéis sacar en claro que estamos más presentes en vuestra sociedad de lo que os habéis permitido imaginar.

Nuestras ciencias siempre han ido de la mano, puesto que nosotros os necesitamos para vivir. Y aunque existan facciones que os vean como simple ganado, y por mucho que sea difícil de creer, muchos de nosotros siempre ha velado por vosotros.

Ahora he de volver a dejaros, puesto que he de seguir el curso de las investigaciones.

De mis heridas, por si alguien se lo preguntaba, pocos rastros quedan ya…

martes, 2 de marzo de 2010

PRIMERA ENTRADA

Ayer la muerte quiso visitarme de nuevo. O, quizás, la invité yo.
Aunque nadie que lea estas líneas pueda dar crédito a las mismas, hace tiempo dejé atrás lo que antes llamaba vida. Lo que vosotros llamáis vida.
Naturalmente que puedo volver a vivir, y lo que ayer pasó fue un doloroso recordatorio de ello.
No me había olvidado de las cosas que pueden ocasionarnos la muerte, algunas demasiado adornadas gracias a vuestra literatura y otras tan simples y, por ello, desconocidas por vosotros.
Si esto no fueras así, el precario equilibrio en el que coexistimos saltaría por los aires, pero eso es otra historia que os contaré en otro momento.
Os estaba contando como ayer estuve a punto de morir de nuevo y mi capacidad para irme por las ramas casi hace que adelante acontecimientos y os estropee la sorpresa, por lo que no voy a demorar más el hecho, ya que supongo que muchos intuís lo que soy.
El caso es que ayer quise ver el sol.
Ya lo había intentando anteriormente, pero mis empleados son muy eficientes en su trabajo y siempre lo habían evitado. Instalando cualquier medida que ayudará a salvaguardar mi integridad.
Lo prohibido siempre ha ejercido una poderosa atracción sobre nosotros, al igual que sobre vosotros. No os penséis que somos tan diferentes.
El astro sol tan esencial para la vida en el planeta es mortal para todos nosotros, de ahí que alguien adoptara el termino no-vida para hacer referencia a nuestra “especie” (curioso, por otra parte, lo que ese término se ha tergiversado con el paso del tiempo.
Al contacto con la luz solar nuestra piel acaba marchitándose y adquiriendo el aspecto de un cuerpo carbonizado. Siento si alguien se siente desilusionado al descubrir que no entramos en combustión espontanea.
Pero el caso es que quise ver amanecer una vez más. Para ello inutilicé parte del sistema de seguridad existente, gracias que esas medidas contaban con más dispositivos que yo desconocía de lo contrario hoy no estarías leyendo estás líneas.
Mis empleados no entienden mi obsesión con el Astro Rey, pero por más que he buscado la forma de explicárselo creo que no llegarían a comprenderme.
Todo viene de mi transición a la “no-vida”. Mi padre vampiro, me explicó que normalmente el proceso se dilataba a lo largo de un día, dándole opción al futuro vampiro si quería serlo o por el contrario continuar su existencia como humano.
Se le daba al individuo la posibilidad de vivir y sentir como uno de nosotros, sin los riesgos ligados a tal condición.
La luz del sol no le mataría, pero sí que le molestaría enormemente, mientras que la luz de la luna tendría sobre él el mismo efecto que la luz diurna tiene sobre vosotros.
Solo así podría tomar una decisión evaluando los pros y los contras, y decidir conociendo dos de las muchas vidas que pueblan este planeta.
Siempre me ha resultado curioso lo empecinados que estáis en buscar vida más allá de las estrellas cuando ni siquiera sois conscientes de todas aquellas que podéis encontrar a vuestro alrededor.
El límite de 24 horas era la causa de que el proceso se iniciase tras haber amanecido y terminase con las primeras luces del alba. De eso modo el futuro vampiro puede despedirse del Sol antes de iniciar su nueva vida tras finalizar el proceso.
Las circunstancias hicieron que yo no tuviera esa oportunidad y creo que por ello tengo una espina clavada.
No en el corazón, que esa es otra de las maneras de acabar con nosotros, pero quiero que entendáis que despedirse del Sol es un rito, mediante el cual uno se despide de la vida que va a dejar atrás y a la que nunca va a poder regresar.
En otra ocasión os desmontaré unos cuantos mitos creados en torno a nosotros.
Pero ahora he de dejaros, ya que mis heridas necesitan atención.
Aunque os suene desagradable voy a sumergirme en sangre, es la única forma eficaz que tenemos de sanar, ya os contaré los motivos más adelante.

 
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