sábado, 5 de julio de 2008

tratando de ser feliz

No recordaba como había llegado a esa situación. Llevaba cinco años intentando rehacer su vida, pero siempre terminaba igual. Solo.


Solo como estaba ahora sentado en ese acantilado mirando el horizonte. Llevaba más de dos horas sentado allí, acompañado por sus pensamientos.

En su soledad rememoraba el pasado, sus años felices al lado de su esposa. Sus paseos por la playa que había enfrente de su casa. De las risas de las mañanas de los domingos cuando se dedicaban a estar tumbados en la cama sin hacer nada en todo el día. Los dos desnudos, envueltos con las sabanas.

Fueron tiempos felices, que se terminaron. Que terminaron el día que ella le hizo prometerle que volvería a ser feliz antes de irse de su lado.

Lo había intentado con todas sus fuerzas, pero no creía que podría encontrar a nadie que le llenara como ella lo había hecho. Quizás el problema fuera él que no se abría por completo.

Pero la enfermedad de su mujer le había hecho construirse una mascara. Tanto sufrimiento por ocultar, tantos sentimientos por esconder. Todo por que ella no se preocupara por él y se pudiera marchar tranquila.

Pero él sabía que le había mentido. Intentar rehacer su vida se había convertido en una obsesión que le impedía ser feliz.

Sus pensamientos le llevaban a pensar que no iba a poder llevar a cabo la promesa a su mujer. Le hacían perder el rumbo de lo que realmente implicaba esa promesa.

Se había olvidado de ser feliz. De dedicarse tiempo para si mismo.

Pero no había cejado en su intento. Y buscaba con desesperación una persona con la que rehacer su vida, desprendía esa desesperación por cada poro de su piel.

Y allí estaba en ese acantilado intentado comprender como había llegado hasta allí. Como había perdido cinco años de su vida vagando de un lado para otro intentado encontrar a la persona que le hiciera feliz.

En ese momento esbozó una sonrisa, se acababa de dar cuenta de todos sus errores, de cada uno de sus pasos en falso. Y sabía que no iba a poder llegar muy lejos así.

Se levantó y se acercó al borde del acantilado. Mirando el horizonte lanzó una piedra hacia el mar acompañado de un grito.

Sonreía aunque por su mejilla resbalaban un par de lágrimas.

Se dio la vuelta y se dirigió a su coche, cuando se montó en él solo sonreía. Sabía que no importaba el tiempo que pasara ya que volvería a ser feliz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nadie merece estar solo y menos una persona asi...q amo tanto y tiene pa dar mas...

hay algo q dice,,,,
SONRIE SIEMPRE
AUNQ TU SONRISA SEA TRISTE
X Q MAS TRISTE Q TU SONRISA
ES LA TRISTEZA DE NO SABER SONREIR.

Hay gente en la vida de cada uno q se marcha y jamas volveran,encambio x nuestras vidas pasan muchas personas...algunas q tocan nuestro corazon de manera expecial..pero eso no quiere decir q no habra alguien mejor...
Un besito tato

 
Free counter and web stats Creative Commons License
sebe dice by Sergio Ballestero is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 España License.