miércoles, 27 de febrero de 2008

piedras

Estaba sentado frente a una mesa llena de fotos. Las miraba detenidamente mientras sus ojos se iluminaban con un brillo especial. El brillo de tiempos mejores. Ahora no iba a tener mucho tiempo para disfrutar de esos momentos. Pero quería echar un último vistazo a sus recuerdos.

Recuerdos inmortalizados en fotos. Fotos que le habían servido de válvula de escape de su monotonía. Monotonía que le había llevado a esa situación.

Esa misma tarde una llamada anónima le sobresalto con unas pocas palabras: “lo saben”. Eso fue lo único que oyó al preguntar quién era. Pero no hacía falta decir nada más. Solo se podía referir a sus recuerdos.

Esos recuerdos que le habían llevado a tomar la decisión de desaparecer del mapa. El problema es que el aviso le había llegado con poco tiempo. Intentó comprar un billete de avión para escapar de allí, pero no podía hacer efectivo el pago.

Lo que le supuso la certeza de que había empezado su caza. Le iban a cazar igual que él había cazado con anterioridad.

Lo tenía claro no le quedaba más salida que irse. Pero como irse si no tenía medios para hacerlo.

Intentó hacer una llamada pero se encontró con una fría voz pregrabada que le indicaba que el teléfono móvil al que intentaba llamar estaba apagado o fuera de cobertura. Lleno de ira lanzó el teléfono al otro lado del cuarto, empotrándolo contra la pared.

Pensó en que siempre que había conseguido más recuerdos nunca le habían faltado los amigos, ahora que él necesitaba de esos amigos éstos se escondían debajo de las piedras de las que nunca debieron salir.

Sin ningún camino que se le ocurriera seguir para salir de esa situación se acercó a la ventana y la abrió de par en par. Justo en el momento en que tres coches de policía se detenían en los bajos de su edificio, martilleando la blanca fachada del mismo con las estridentes sirenas y las luces bicolores.

Estaba hecho, realmente lo sabían, por lo que hizo lo único que se le ocurrió. Se sentó sobre el alfeizar de la ventana y se dejo caer. Le dio tiempo a pensar que no le iban a coger disfrutando de sus recuerdos.

Al tirarse el viento entro en la habitación levantando varias fotos de la mesa. Fotos de niños desnudos. Sus recuerdos le habían conducido al lugar de donde nunca debió salir. Debajo de una enorme piedra.

1 comentario:

Pater dijo...

el día ke escribas algo alegre...

el teléfono, mejor ke empotrado contra la pared, ke se rompa

por lo demás, todo correcto

 
Free counter and web stats Creative Commons License
sebe dice by Sergio Ballestero is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 España License.